viernes, marzo 02, 2007

cuento_2

Mmm… Es difícil comenzar. Es la mente en blanco o el papel vacío lo que atemoriza a mi mano, que a ratos no parece ser mía? No me responde, las ideas fluyen pero no llegan a la pluma. Será el no querer rasgar la superficie virgen de la hoja cuyas fibras ramificarán la tinta como los deltas de un río hacen con su caudal. Si un río es capaz de llegar al mar, tras su tortuoso camino, como no podemos nosotros hacer desembocar nuestras ideas al escrito, a lo tangible, a lo imperecedero.

Por fin mi mano me deja escribir, pero mi pluma que olvidada estuvo por meses, no es inmune al inclemente paso del tiempo. Su punta, cual miembro gangrenado, no deja pasar la tinta a través de ella, impidiendo cualquier registro del baile que mi mano, la que muchas veces deja de ser mía, le permite sobre el papel. Tras una serie de desesperados garabatos invisibles y, con ello la inevitable erosión de la ahora arada superficie del papel, la tinta comienza a fluir llenando de negro las cavidades invisibles. Comienza así a aparecer un texto ilegible e incomprensible.

Dejo el ápice de la pluma sobre ese mar negro. Contemplo como se desangra y no lo impido. Pronto el negro da paso al rojo. La levanto. Quito la hoja y la resbalo por la pared. Queda adherida a ella. Vuelvo a un nuevo papel y comienzo. Mmm… Era tan difícil comenzar?



2 comentarios:

Anónimo dijo...

tùlosabes.
trescuadraditos...
noes.tandìficil.
yes.tanbello

Anónimo dijo...

telapresto.